lunes, 2 de mayo de 2011

Intervención con la familia


En esta actividad,  se realizó la intervención con la familia en sus distintas fases dentro del tratamiento de un niño de diez años que  presentaba  dificultades en el habla y en el aprendizaje de la lectoescritura además de problemas cognitivos y en la conducta.

Este texto está dirigido principalmente a  otros profesionales participantes en el proceso, aunque también puede ser útil para informar a la familia sobre ésta parte del tratamiento.
Dentro de la primera etapa en la intervención con las familias, en la que se estableció la relación entre el logopeda y la propia familia, el primer hecho que destacó el caso clínico fue  la petición a la madre por  parte del logopeda, de los informes psicológicos realizados en la última revisión de sus problemas de lectoescritura, aunque no especificó con claridad de qué forma se puso en contacto con ella. Además el logopeda tuvo que conocer las vivencias desde el embarazo hasta la situación actual. Los padres informaron en esta etapa, el tipo de conducta del niño.

La  segunda etapa  fue  la búsqueda de soluciones, en la cual se dedicó un tiempo para incidir en conseguir crear situaciones de confianza para favorecer la interacción con el niño. Además le preguntó  sobre su propia motivación, para superar sus problemas del habla y le estimuló para fijar una serie de metas concretas con el fin de que él mismo fuera consciente de su evolución. Dicha etapa conlleva la implicación de todos los integrantes de apoyo al niño,  entre ellos, antes de iniciar el tratamiento, se entró en contacto con el profesor pidiendo su colaboración para tolerar un ritmo de lectura más lento y dándole una serie de pautas que ayudaran al niño a mejorar el su fluidez en el habla.

 En la tercera etapa, la cual corresponde con la enseñanza de recursos para la comunicación, se llevó a cabo  por parte del logopeda un entrenamiento en la técnica de seguimiento, marcando un patrón de lectura lento que el niño siguió  durante las sesiones con la ayuda de un adulto (aunque posteriormente lo realizó sin ayuda) y más tarde lo llevo a cabo con su familia, en especial con su madre, a quién el mismo eligió para llevar a cabo la actividad. A continuación se le estableció un patrón de habla lento que debía utilizar en casa, siendo apoyado por su hermano mayor (quién se presentó voluntario demostrando así su implicación en el proceso).
En relación a los padres, se les llamó la atención sobre los aspectos lingüísticos de su expresión, con el objetivo de que utilizaran un nivel de complejidad menor pero sin que simplificaran las palabras de su propio lenguaje para favorecer la comodidad del niño en la interacción con su familia.

 Por último en la cuarta etapa, llamada fase de seguimiento, se incidió  en la recomendación a los padres a que animaran a su hijo en la aplicación de los recursos aprendidos y en sus avances. Además se aportó a los mismos padres criterios objetivos para que ellos pudieran calibrar los avances de su hijo y la posible aparición de nuevas dificultades. Finalmente cabe mencionar que se separaron las sesiones en el tiempo pasando de ser semanales a quincenales. Se le dio el alta a las 19 meses y a los dos años de iniciar el tratamiento persistían sus avances de forma significativa.